domingo, 21 de octubre de 2018

Nineteen Minutes, de Jodi Picoult

Jodi Picoult me robó el corazón la primera vez que la leí. Todo lo que quería hacer al acabarme The Pact era descubrir más Jodi Picoult. Escogí Nineteen Minutes tras una cuidadosa selección entre todos sus libros. Lo comencé llena de expectativas. Y me estampé contra el suelo.


SINOPSIS
After years of cruel bullying from his classmates, Peter Houghton snaps one morning, and in nineteen minutes, ten residents of the town of Sterling are dead. When the case goes to trial, the reeling town is determined to seek justice for the innocents Peter killed.
But as the trial unfolds, Peter's testimony casts light on the terrible role the residents of Sterling have played in turning a sweet, loving boy into a killer, and it isn't long before Sterling's illusions of innocence find themselves shattered forever...
OPINIÓN PERSONAL

Lo que más me enamoró de Jodi Picoult cuando la conocí fueron sus personajes, y es eso principalmente lo que me ha fallado en Nineteen Minutes. En toda la novela, no hay ni uno solo que me caiga bien, con la excepción de Patrick. Aunque bien construidos, no soportaba a la mayoría, y los demás estaban ahí. Ni me iban ni me venían. Solo me molestaban la mayoría de sus acciones.

"When he walked around the perimeter of a vandalized barn or found the stolen car stripped down and dumped in the woods or handed the tissue to the sobbing girl who'd been date-raped, Patrick couldn't help but feel that he was too late. He was a detective, but he didn't detect anything. It fell into his lap, already broken, every time."

El ritmo sigue siendo bastante parecido al de The Pact. No se trata de un libro lleno de acción y sucesos inesperados, sino que cuenta el día a día, poco a poco y sin prisas. Esto fue algo que me encantó en la primera novela que leí de ella, sin embargo, en esta se me ha hecho cuesta arriba. No llega a ser pesado, pero sí aburrido en muchas ocasiones.

"Lacy combed through her memories for some red flag, some conversation she might have misread, something overlooked, but all she could recall were a thousand ordinary moments.
A thousand ordinary moments that some mothers would never get to have again with their own children."

Algunas partes de la historia tampoco me parecieron creíbles, y el final fue otra de las numerosas decepciones. Aunque ese último giro en la trama fue totalmente inesperado, me dio la sensación de que no se le consiguió sacar el jugo. Es decir, Jodi Picoult llega, nos sorprende con algo que llevaba todo el libro guardándose bajo la manga, y después coge y acaba la historia. Ni relata qué sucede a raíz de ahí, sin contar una frase en el epílogo, ni explica por qué lo que sucedió lo hizo. Simplemente lo cuenta y deja de escribir.

"The world was different when there was no one in it."

Lo único que sí me ha gustado de este libro es el tema que trata. Fue uno de los motivos por los que lo elegí, ya que todo el asunto de los tiroteos en los colegios me llama la atención, y no es algo de lo que haya leído. Me pareció interesante leer sobre el suceso, aunque ficticio, y después descubrir sobre qué se hace en estos casos, así como qué es lo que llevó a la persona a llegar una mañana y disparar a sus compañeros.

Nineteen Minutes es un libro con personajes bien construidos aunque no muy de mi agrado, bien escrito pero con una trama un tanto aburrida, y un final que deja bastante que desear. En definitiva, hay otros peces en el mar.

miércoles, 22 de agosto de 2018

The Pact, de Jodi Picoult

SINOPSIS 
Until the phone calls came at three o'clock on a November morning, the Golds and their neighbors, the Hartes, had been inseparable. It was no surprise to anyone when their teenage children, Chris and Emily, began showing signs that their relationship was moving beyond that of lifelong friends. But now seventeen-year-old Emily is dead--shot with a gun her beloved and devoted Chris pilfered from his father's cabinet as part of an apparent suicide pact--leaving two devastated families stranded in the dark and dense predawn, desperate for answers about an unthinkable act and the children they never really knew.
From New York Times bestselling author Jodi Picoult--one of the most powerful writers in contemporary fiction--comes a riveting, timely, heartbreaking, and terrifying novel of families in anguish and friendships ripped apart by inconceivable violence.
OPINIÓN PERSONAL

The Pact es probablemente uno de los libros mejores construidos que me he leído nunca. Tardé bastante en hacerlo, pasé las páginas con calma y disfruté de cada segundo.

"They complemented each other. It was not unlike the mixture of oil and vinegar--neither of which one wanted alone on one's salda, but which together seemed such a natural twosome it was easy to believe they'd been made with each other in mind."

La historia va saltando entre el momento presente y pasado. Por una parte, conocemos los comienzos de la relación de Emily y Chris, su avance a medida que ellos crecen. Por la otra, nos encontramos después de la muerte de Emily. El dolor de ambas familias y el intento por tratar de descubrir qué pasó de verdad. No suele gustarme mucho el uso de estos saltos en el tiempo, me gustan más las historias que se cuentan de forma continua, con comienzo y final. Sin embargo, en este caso, está tan bien hecho, tan bien hilado, que no se me han liado los escenarios en ningún momento. Disfrutaba de cada una de las partes, y esperaba la parte siguiente con las mismas ganas que había esperado la anterior.

"'She was, you know, all the things I wasn't, and I was all the things she wasn't. She could paint circles around anyone; I can't even draw a straight line. She was never into sports; I've always been.' Chris lifted his outstretched palm and curled his fingers. 'Her hand,' he said. 'It fit mine.'"

Los personajes son otro de los puntos fuertes de la novela. Pocas veces he visto a unos personajes tan, tan bien construidos. No solo los protagonistas, sino cada uno de los ellos, que no son pocos. Siento que los conozco. De verdad. Jodi Picoult tiene esta pluma maravillosa en la que cuenta los detalles más simples y cotidianos manteniéndote enganchado. Las breves conversaciones, las pequeñas situaciones que lees y disfrutas. Y casi sin que te des cuenta, sientes que los personajes a los que les está sucediendo todo esto son esos amigos que llevan a tu lado toda la vida.

"S. Barrett Delaney had spent most of her adult life trying to live down the fact that she was a lawyer named Sue."

El ritmo de la historia es bastante lento, pero nunca llega a hacerse pesado. No es una novela de acción. La autora escribe un libro cuyos acontecimientos transcurren poco a poco y sin prisa, con sorpresas que no esperabas y con la capacidad de mantenerte entretenido con cosas que nos podrían pasar a todos.

"There was a universal tono of voice for a boy who had just realized he was not invincible, who understood how slowly time could pass."

Por último, lo que menos me gustó del libro fue, sin duda, el final. No tanto porque no me gustara como final, sino porque lo maravilloso de esta historia es lo bien construida que está, lo realista de los hechos, lo cercana que se hace al conocer tan bien a sus protagonistas y ser tan real. Los últimos capítulos fueron subiendo en intensidad poco a poco, a un ritmo rápido que te mantenía enganchada. Y después llegó la última página y esa sensación de realidad se desvaneció un poco en el aire. 

The Pact es un libro que cuenta una historia perfectamente hilada y construida, que transcurre sin apuros y que logra que mantengas siempre las ganas de leer. Con unos personajes tan reales que sientes que los conoces, y con una forma de escribir simple y especial al mismo tiempo. La novela perfecta para leer durante el invierno, acurrucado en una mantita, o en verano, bajo el sol y sobre la arena caliente. Simplemente, un libro que disfrutarás. Sea cuando sea.

miércoles, 28 de marzo de 2018

Night, de Elie Wiesel

Tuve que leer este libro para la clase del Holocausto (sí, tengo una asignatura en la que tratamos única y exclusivamente ese tema). Mi forma de leerlo probablemente no fue la más adecuada para un libro de este tipo, o para un libro en general. Lo leía en clase una vez a la semana durante muchos meses, y me lo acabé de golpe la última noche de las vacaciones porque tenía que presentarlo al día siguiente. Estoy segura que si me hubiera centrado y leído Night como un libro debe leerse, lo habría disfrutado muchísimo más.


SINOPSIS
Born in the town of Sighet, Transylvania, Elie Wiesel was a teenager when he and his family were taken from their home in 1944 to the Auschwitz concentration camp, and then to Buchenwald. Night is the terrifying record of Elie Wiesel's memories of the death of his family, the death of his own innocence, and his despair as a deeply observant Jew confronting the absolute evil of man. This new translation by his wife and most frequent translator, Marion Wiesel, corrects important details and presents the most accurate rendering in English of Elie Wiesel's testimony to what happened in the camps and of his unforgettable message that this horror must never be allowed to happen again.
OPINIÓN PERSONAL

"To forget would be not only dangerous but offensive; to forget the dead would be akin to killing them a second time."

La historia de Night es una historia verídica. Elie fue un judío que existió, que fue enviado a campos de concentración, que perdió a familiares a manos de los nazis, que vio y vivió horrores, y que tuvo la suerte de sobrevivir y ha decidido contarnos su experiencia. Elie no se corta un pelo a la hora de describirnos lo que sucede. Eso, más saber que todo fue real, hace que la historia sea muy difícil de leer algunas veces. Que te duela un poco el corazón cuando tu mente procesa algunos de los capítulos o situaciones. Sin embargo, a pesar de la dureza de lo que estamos aprendiendo, es un libro que se lee rapidísimo. Cuenta las cosas tal y como ocurrieron, sin alargarse, sin merodear. Te golpea con sus palabras y sigue escribiendo.

"The idea of dying, of ceasing to be, began to fascinate me. To no longer exist. To no longer feel the excruciating pain of my foot. To no longer feel anything, neither fatigue nor cold, nothing. To break rank, to let myself slide to the side of the road..."

Lo único que no me ha convencido demasiado de la historia es el hecho de que habla todo el rato de cómo Elie perdió su fe en Dios una vez vio todo lo que vio. Entiendo perfectamente que la religión es algo muy importante para él, pero las tres primeras veces que dijo que ya no se sentía capaz de rezar lo entendimos. No era necesario repetirlo cuatrocientas mil más.

"I spent my days in total idleness. With only one desire: to eat. I no longer thought of my father, or my mother. 
From time to time, I would dream. But only about soup, an extra ration of soup."

Muchas de las situaciones descritas en Night me han sorprendido muchísimo. He leído y aprendido sobre el Holocausto, pero hay cosas que Elie cuenta y que nunca me había atrevido siquiera a imaginarme. Es admirable. Cómo lo dice, sin pelos en la lengua, aún cuando son pensamientos de los que uno no debería estar orgulloso. Los mejores libros son esos que te dejan pensando antes de dormir, aún cuando hace mucho que pasaste la última página.

En conclusión, Night es un libro que se lee en un pis pas, pero que no por eso deja de contener una historia durísima que te hace sentir impotente en más de una ocasión. Un libro con el que aprendes muchísimo, pero con el que no aprendes para nada cosas placenteras. Te hará reflexionar, pensar, y tener ganas de volver al pasada y ser capaz de cambiarlo.

martes, 27 de marzo de 2018

This is our story, de Ashley Elston

Libros de asesinato e investigación posterior no suelen ser mi tipo de novelas. Esas historias tiendo a dejarlas más para capítulos de Castle o de Mentes Criminales. Pero este libro me atrajo desde el primer momento, en parte por las personas que me lo recomendaban. Lo comencé llena de ganas. Me encantó. Pero como casi siempre que tus expectativas están por los cielos, el libro me acabó decepcionando un poquillo.

Dichosas expectativas.


SINOPSIS
No one knows what happened that morning at River Point. Five boys went hunting. Four came back. The boys won't say who fired the shot that killed their friend Grant; the evidence shows it could have been any one of them.
Kate Marino's senior year internship at the district attorney's office isn't exactly glamorous—more like an excuse to leave school early that looks good on college applications. Then the DA hands her boss, Mr, Stone, the biggest case her small town of Belle Terre has ever seen. The River Point Boys are all anyone can talk about. Despite their damning toxicology reports the morning of the accident, the DA wants the boys' case swept under the rug. He owes his political office to their powerful families.

Kate won't let that happen. Digging up secrets without revealing her own is a dangerous line to walk; Kate has personal reasons for seeking justice for Grant. As she investigates with Stone, the aging prosecutor relying on Kate to see and hear what he cannot, she realizes that nothing about the case—or the boys—is what it seems. Grant wasn't who she thought he has, and neither Stone's prime suspect. As Kate gets dangerously close to the truth, it becomes clear that the early morning accident might not have been an accident at all—and if Kate doesn't uncover the true killer, more than one life could be on the line... including her own.
 
OPINIÓN PERSONAL

Cinco chicos, amigos de toda la vida, fueron a cazar al bosque una mañana. Solo cuatro regresaron. Cuatro que han decidido guardar silencio, no decir quién disparó el arma que mató a su amigo. El caso es asignado al jefe de Kate, una estudiante que trabaja en la oficina del fiscal. Kate se niega a dejar al asesino libre, que es exactamente lo que el fiscal desea, y poco a poco empieza a investigar y a descubrir que eso que todos creían accidente puede que no lo sea, y que hay más secretos guardados por estos chicos de lo que todos pensaban en un principio.

"A ten-point buck and a dead body make the same sound when they hit the forest floor. It's hard to believe a person could be mistaken for an animal, but it happens more than you know."

This is our story es uno de esos libros que no puedes soltar. Te sorprende, te mantiene enganchado y con la necesidad de saber qué pasó o qué va a pasar. Sin embargo, aunque la trama está muy bien construida en su mayor parte, he encontrado algunos pequeños fallos que no encajaban una vez que descubrimos toda la historia.

El final tampoco me ha convencido. La novela daba vueltas una y otra vez, haciéndote creer cosas y después haciéndote dudar de eso que creías saber. Pero, llegando a los últimos capítulos, la resolución comenzó a verse clara. Y fue exactamente ese final que empezábamos a sospechar el final real del libro. Faltó un último giro, algo que nos dejara con la boca abierta dando vueltas por nuestra habitación. Acabar la carrera fuerte, con un sprint, no empezando a desacelerar.

"We lose ourselves in this moment, desperate to erase what happened today and to forget what will happen tomorrow."

Los personajes son otra de las cosas que le han quitado puntuación al libro. Solo un par de ellos, aparte de la protagonista, están bien construidos. Y, en su mayoría, sus detalles tampoco son nada del otro mundo. Son personajes bastante normalillos y típicos, que parecen reales pero que no tienen nada que los haga especiales. Te caen bien, pero no te llegan a importar. En el caso de los cuatro chicos a los que Kate está investigando, me han vuelto loca. No logré identificarlos hasta muy avanzada la novela, y siempre que se descubría algo de alguno de ellos, tenía que volver para detrás y releer sus descripciones para entender de quien estábamos hablando.

En definitiva, This is our story es un libro que no podrás parar de leer. No tiene personajes alucinantes con los que te encariñarás, y el final deja un poco que desear, pero es una de esas novelas en las que ninguna de estas cosas te importa demasiado. Una de esas para acurrucarte en el sillón y simplemente leer y leer.

martes, 13 de febrero de 2018

Everything, Everything, de Nicola Yoon

Everything, Everything es un libro de esos que te apetece leer cuando estás en la playa o en la terraza una tarde de verano, tienes mucho tiempo y necesitas una lectura ligera para llenarlo. De esos que te entretienen y te hacen sonreír. También es de esos libros sencillos que nos hacen el leer en otra lengua un poco menos complicado. 

Yo definitivamente no lo leí en uno de esos días calurosos y largos de vacaciones. Nevaba fuera y no paramos de hacer cosas. Pero eso de que fuera un novela sencilla hizo que leerla en inglés no fuera un problema.


SINOPSIS
My disease is as rare as it is famous. Basically, I’m allergic to the world. I don’t leave my house, have not left my house in seventeen years. The only people I ever see are my mom and my nurse, Carla.
But then one day, a moving truck arrives next door. I look out my window, and I see him. He’s tall, lean and wearing all black—black T-shirt, black jeans, black sneakers, and a black knit cap that covers his hair completely. He catches me looking and stares at me. I stare right back. His name is Olly.
Maybe we can’t predict the future, but we can predict some things. For example, I am certainly going to fall in love with Olly. It’s almost certainly going to be a disaster.
OPINIÓN PERSONAL

Para los que no entiendan inglés: Madeleine es una adolescente que no ha salido de su casa desde que tiene memoria. Padece una enfermedad cuyo resumen rápido y sencillo sería que es alérgica al mundo. Las únicas personas con las que tiene contacto son su madre y su enferemera. Un día, una nueva familia se muda a la casa vecina. Olly es parte de esa familia. Poco a poco, a través de mensajes y miradas por la ventana, Olly y Maddy se van conociendo. Y, poco a poco, se van enamorando.

"It's Christmastime, so maybe it's snowing outside, or maybe it just stopped snowing. This is a memory, so the details are a bit uncertain."

Una de las cosas que más me han gustado es la forma de escribir de Nicola Yoon. Tiene un estilo sencillo, rápido y fácil de leer, pero capaz de transmitir dolor, rabia o impotencia cuando es necesario. Es difícil escribir desde el punto de vista de alguien que no ha visto más allá de su ventana y que todo lo que conoce del mundo es de los libros que ha leído. Sin embargo, Nicola Yoon ha logrado trasmitir esa inocencia y curiosidad, sin hacer que Maddy parezca tonta en ningún momento, cosa que agradezco, porque no hay nada peor que una protagonista tonta. Todo eso siendo capaz de sacarnos una sonrisa en casi cada página, sobre todo con las conversaciones entre Olly y Maddy.

"Madeline: What color are your eyes?
Olly: blue
Madeline: Be more specific, please.
Olly: jesus. girls. ocean blue
Madeline: Atlantic or Pacific?
Olly: atlantic. What color are yours?
Madeline: Chocolate brown.
Olly: more specific please
Madeline: 75% cacao butter dark chocolate brown."

Los personajes son otro punto fuerte de Everything, Everything. Cada uno es diferente, con sus detalles y sus pinceladas. No hay muchos, pero todos son especiales. La relación entre Olly y Maddy me ha encantado. Una de las cosas que temía antes de leer este libro es que nos fuera a presentar un amor a primera vista, unos amantes desesperados por no poder abrazarse y dispuestos a morir a cambio de unas horas juntos. Para nada. Olly y Maddy se van conociendo poco a poco. Son divertidos, hablan de todo y se preocupan el uno por el otro. Se quieren, pero de una forma realista y dulce.

"I read once that, on average, we replace the majority of our cells every seven years. Even more amazing: We change the upper layers of our skin every two weeks. If all the cells in our body did this, we'd be immortal. But some of our cells, like the ones in our brains, don't renew. They age, and age us.
In two weeks my skin will have no memory of Olly's hand on mine, but my brain will remember. We can have immortality or the memory of touch. But we can't have both."

A lo largo de la novela, Maddy trata de encontrar la respuesta a si vale la pena arriesgarlo todo a cambio de vivir. Una reflexión interesante cuando la vemos desde su punto de vista, más extremo que el nuestro. Ella de verdad está arrisgándolo todo a cambio de vivir. Me ha recordado un poco a la frase que dijo Oscar Wilde: "Lo menos frecuente en este mundo es vivir. La mayoría de la gente existe, eso es todo." Da qué pensar.

"Eventually the cloud cover grows too thick for to see much of anything. I relax into my seat and reread The Little Prince. And, just like every time I've read it before, the meaning changes."

Por último, el final. No me lo esperaba, y, aún ahora, después de haberle dado muchas vueltas, sigo sin estar segura de si me convenció del todo. Faltó algo.

Everything, Everything es un libro sencillo y fácil de leer, con unos personajes que nos roban el corazón y una relación tan dulce que nos hará desear enamorarnos. Ese tipo de novela que nos hará quedarnos muchos minutos seguidos acurrucados en el sillón, con una sonrisa dibujada en nuestro rostro durante casi todos esos minutos.

sábado, 27 de enero de 2018

Ahora como barritas energéticas

Antes de venir aquí hacía zumba dos veces a la semana y trampa en las clases de educación física. No es que fuera una genia engañando, creo que simplemente mi profesora entendía que el deporte no era lo mío, así que, cuando teníamos que hacer flexiones, yo me tiraba al suelo y fingía que lo intentaba. 

Llevo más de cinco meses en Estados Unidos. Los dos primeros los pasé yendo a soccer (fútbol) y a cross country (campo a través) casi todos los días. Levantándome temprano los fines de semana para ir a carreras, llevando barritas energéticas en la mochila e intentando comer mucha pasta para darle a mi cuerpo la energía que necesitaba (tampoco es que fuera a decirle que no a una excusa para comer pasta). 

Lo de soccer fue una casualidad del destino. Yo vine con la intención de apuntarme a deportes, porque me habían dicho que era algo casi necesario si quería volver a España caminando en vez de rodando. Y que ayudaba a la hora de hacer amigos. Pero si alguien me hubiera dicho que iba a apuntarme a un equipo de fútbol me habría reído en su cara. Y bien fuerte. Para que entiendas el motivo de mis carcajadas: estuve en fútbol cuando tenía seis años. El partido que jugamos para que lo vieran los padres lo pasé paseando de un lado a otro saludando como si fuera una princesa. El balón era algo que los otros niños perseguían y que yo no tenía ningún deseo de tocar. Durante los partidos de fútbol importantes, esos en los que mi casa se llenaba de amigos de mis padres que venían a verlos, yo no miraba la tele ni una sola vez. Al salón iba porque había papas fritas.

Pero resulta que estoy quedándome con una familia de acogida, que me acoge porque sí y sin recibir nada a cambio, y la hija de esta familia concreta (la que se convertiría en mi hermana americana) me preguntó por correo que si me gustaría apuntarme a soccer. Eran esos correos en los que intentaba ser hiper mega agradable e hiper mega interesante, porque era una familia que me iba a acoger un año sin recibir nada a cambio y necesitaba gustarles. Le dije que no, pero no fue una negativa muy convincente. Y ella me dijo que no pasaba nada por ser mala, que necesitaban gente, no buenos jugadores. Las ventajas de ir a un instituto pequeño.

Intenté practicar antes de marcharme. Mis amigos me compraron un balón naranja, y trataron de enseñarme en el campo, en la playa y en los ratos libres. Aprender, no aprendí mucho. Así que cuando llegué a Estados Unidos mis habilidades futbolísticas seguían brillando por su ausencia. Pero Mary tenía razón, en el equipo necesitaban gente. Se alegraron de tenerme. Intentaron enseñarme y resultó que no era tan terriblemente mala como pensaba (solo relativamente mala). Aprendí mucho, y lo disfruté aún más.

Cross country fue más un amor a primera vista. Era el deporte en el que tenía pensado participar. También me recibieron con los brazos abiertos. Resulta que necesitaban gente casi tanto como en soccer. En cross country tuve más oportunidades, mejoré rápido y conseguí cosas pequeñas de las que me siento orgullosa.

Me enamoré de ambos deportes. El día que jugamos nuestro último partido lloré, y mi madre americana nos compró helado, porque el helado lo cura todo. Nuestra última carrera fue un poco más alegre. Aunque a lo mejor sería más correcto decir que me enamoré de ambos equipos. Porque cuando jugaba al fútbol me lo pasaba bien, pero cuando cantaba a gritos en la guagua con mis compañeras, ganáramos o perdiéramos, era feliz.

Cuando acabaron los deportes de otoño empecé natación. Yo (ilusa de mí) pensaba que cross country y soccer eran duros. Un paseo comparado con natación. Durante la primera semana, semana en la que nos limitamos a entrenar fuera de la piscina, me dolía todo. Sentarme en el váter era toda una aventura: coger aire, apoyarme en las paredes de los lados e irme dejando caer lentamente. Reprimir una mueca y un gruñido. Cuando nos metimos en el agua pensé en dejarlo. No me lo planteé seriamente, porque en solo una semana ya me sentía parte de una pequeña familia, y porque yo no soy de las que dejan las cosas, y porque no quiero engordar excesivamente, pero empecé a entender por qué Michael Phelps desayuna más de lo que yo como en toda una semana.

No me rendí, seguí quedándome en el instituto dos horas y media más cada día, tendiendo mi bañador por las noches y usando lentillas de forma constante. Hasta que me disloqué el hombro. Tuve que dejar de nadar durante casi dos meses, aunque seguí yendo a los entrenamientos todos los días. Aquí es así. No puedes nadar, pero sigues formando parte del equipo. Y mientras podía meterme en el agua lo odiaba, pero cuando tuve que estar mirando cómo otros nadaban y se cansaban, lo eché de menos cada día. Eché de menos reírme mientras estirábamos, los cotilleos en los vestuarios y las quejas conjuntas. Pero sobre todo, eché de menos esa sensación recién descubierta que mi padrino intentó explicarme muchas veces. Estar cansada, agotada, no poder más. Y sentirte satisfecha por ello.

Estoy empezando a participar otra vez, poco a poco. Ahora lo valoro más, pero me canso lo mismo.

Así que esta soy yo, cinco meses después. La nueva Elena, la que conoce la sensación de no poder más, pero hace caso a Dory y sigue nadando (o corriendo, en su defecto) aunque le falten aire y fuerzas. La que sabe lo que es pertenecer a un equipo. La que ha aprendido a renunciar a levantarse tarde los sábados, porque esos días suelen ser de carrera o de competición. La que se lleva una manta a la guagua para dormir en el trayecto. La nueva Elena, la que entrena todos los días, y no se queja (demasiado) a la hora de hacer deporte. La que come barritas energéticas.

Sin embargo, hay cosas que Estados Unidos no puede cambiar. Cuando nos ponen a hacer flexiones en natación, sigo haciendo trampas. Aunque ahora por lo menos lo intento de verdad.